Por Antonio Carlos Peñalver Báguenas
¡Qué bonito es creer! ¡Qué bonito es ilusionarse! El Orihuela es de Segunda RFEF y "el fútbol es un generador de ilusiones", como reiteraba Óscar. El de un ascenso melancólico que rozó los suburbios y escaló hasta el Olimpo. Desde Miguel Ángel Villafaina, que superó todos los registros anotadores y de imbatibilidad en la 18-19, no dirigía en la ciudad de Miguel Hernández un entrenador con las cosas claras: organigrama, adaptabilidad y casta. Ascender y la bendita locura de dicha hazaña. Porque Orihuela lo aclamaba y, por supuesto, lo merecía.
Con el Atzeneta de Nacho Porcar campeón momentáneo en Elche, el Silla golpeaba al equipo ‘escorpión’, que, tocado y hundido, sobrevivió agazapado en la ciudad valenciana. Ayo igualó la contienda e instantes después Nacho Muñoz puso el broche de oro a una temporada plagada de casta y poesía. Cada aliento de cada aficionado en cada localidad. Una treintena de odas al fútbol 'sin fútbol', pero con garra. 25 jornadas líder. "Van a tener que remar mucho para destronarnos de la primera plaza". Celebridad y virtuosidad en Los Arcos; resiliencia y suspiro a domicilio. Jawed desequilibrando, Perales anotando y Ayo maquinando. Para ascender, puedes tener todo en la palma de tu mano que sin un resquicio de fortuna y poesía es imposible.
Con más de 400 voces en Silla, el Orihuela CF respondió al aliento escorpión y agarró con fuerza el doble premio del campeonato y del ascenso. Lo agarró con tanta fuerza que el resbalón trajo consigo una marea amarilla a la Glorieta de Orihuela. Ayer a las 23:00, todo el mundo era del Orihuela. La ciudad de la Vega Baja estaba totalmente impregnada de esbozos de sonrisa, muecas heroicas, cánticos emotivos y efusividad innata. Los aledaños de Los Arcos, durante todo el curso, no han roto el nudo del apoyo y, sobre todo, de la ilusión.
Y eso hace. "Los artífices", como bien decía Óscar Sánchez, eran los jugadores. Ellos son quienes portan en su pecho el escudo oriolano y la indumentaria amarilla y azul. Los que, junto al staff del míster y preparadores, viajan y recorren kilómetros todas las semanas. Los que administran sueño, citas, ocio y vida. Los que regalan y generan ilusiones en los más jóvenes, y también en los adultos. ¿Por qué la poesía ha causado directamente el ascenso del gigante amarillo de la Vega Baja? Porque lo tocado con varita es mágico y lo convertido en poesía lírico.
El matagigantes; el Orihuela, ciclón, vendaval y torbellino. El tornado que está listo para competir y preparar el ejercicio de la 2023-24. Hará falta una lista que contenga tres alicientes: una renovación de plantilla y dirección deportiva, fútbol y poesía. Porque sin soñar los ascensos no suceden. Porque sin vivir, el fútbol y el deporte no tienen sentido.
Gracias, Orihuela.
